Este bar fue muy reconocido en la época de 1937, retomado en 1980 por Marie Martine quien conservó un poco el alma de Mimille, este pintor en sus horas perdidas y sus cuadros adornan todavía las paredes del restaurante buscando así perdurar el espíritu tradicional de tipo bistró de la época.
En pleno corazón del distrito 5 detrás de la ruidosa y animada calle Mouffetard, por encima de una pequeña plaza al abrigo de las veredas y de todo tráfico se encuentra este bar que dispone de una terraza única. Su carta evoluciona en función de las temporadas y propone platos sencillos pero a la vez muy refinados, creados a partir de productos de calidad como los raviolis de langostinos, la pieza de res o también el pollo a la borgoñona. Los pasteles están firmados por Pierre Hermé entre ellos el sabroso Carrément Chocolat y la tarta Infiniment Vanille , este bar invita a que disfrutes de buenos embutidos ibéricos como el bellota y algunos platos a base de cocina molecular. Los precios reflejan la gran calidad de los platillos, el plato del día lo puedes encontrar entre semana desde 15 € al igual que un almuerzo en promedio a 39 € haciendo esto mucho más interesante que pedirlos a la carta puesto que incluye un aperitivo, una entrada, un plato, un postre, un café y una botella de vino para escoger para dos. El servicio es uno de los mejores todos son muy atentos. Disfruta de una tarde soleada y pide una mesa, la terraza es un lugar perfecto para los enamorados.