Este auténtico restaurante parisino que anteriormente estaba en manos de un carnicero de Corrèze, lo retoma un nativo de Aveyron, se encuentra a unos pasos de la legendaria sala de conciertos Olympia. Considerado como el lugar perfecto para tomar una bebida, una buena comida o incluso un bocadillo rápido para comerlo acompañado de un vaso de vino tinto en el bar.
Café que da la impresión de ser un PMU (Pari Mutuel Urbain), sirve uno de los mejores sándwiches de mantequilla y jamón de París. El sándwich especial (queso de cabra, jamón, aceite de oliva del Vallée des Baux-de-Provence), es una delicia. En la barra están expuestos jamones del país y un enorme trozo de mantequilla y sus baguettes siempre son de la panadería Julien del distrito 1, de lo que puedes estar seguro es que todo se prepara al momento.
En el comedor hay platillos muy variados encontrarás tanto los típicos, como los que le dan el toque diferente y único. Grandes caracoles silvestres, sopa de cebolla, salchicha tipo andouille tr 5A, tártara de carne, patitas de cerdo a la parrilla, quesos (de agricultores de Cantal y San Nectaire, camembert de leche bronca), patatas fritas caseras y mucho más. El Saint Pouçain se ofrece “à la ficelle”, es decir, se paga conforme a la cantidad que consumas.
El servicio es muy eficiente y amable, el ambiente que ofrecen es agradable y los precios son razonables; las cuentas van entre 16€-48€, los sándwiches están en 6.40€, los platos y las tablas desde 6€-20€ y el menú completo entre 30€-48€. El lugar es pequeño y cuenta con pocos lugares, por lo que las filas de personas que quieren entrar son comunes.
De acuerdo con el jefe, el secreto de un buen sándwich es, “un muy buen pan, buenos productos, excelente mantequilla y su preparación en minutos por la hermosa Sophie”.