Esta gabarra es de 1937 y está reconvertida en restaurante amarrada al lado del Puente des Arts, tiene de qué encantar a los enamorados de la arquitectura Parisina. Si desean disfrutar de un brunch entre las 11 y las 4 de la tarde aprovechando una vista inexpugnable sobre el Louvre, diríjase a la Balle au bond.
El ambiente y el servicio son dignos de París, y encontrarán al menú todo lo que se espera de un brunch. Recomendamos en particular la Balle au bond a los enamorados deseosos de pasar un momento relajante a orillas del agua, pero es también perfecta para un brunch relajante entre amigos.
Además de los brunch, la Balle au bond propone conciertos (acogiendo mucho a nuevos talentos), noches clubbing (no perderse los acontecimientos clubbing en femenino, para noches Women Only) o también numerosas citas culturales y artísticas. Por más información, su sitio propone una agenda completa y una visita virtual para convencer a los más recalcitrantes.