Difícil no estar marcado entrando en el Galion, por sus lugares y su decoración. Se sienten de repente proyectados a un universo digno de los exploradores marítimos del siglo 16.
Muy bien. Se trata del efecto buscado. Este tres mástiles restaurado los embarca directamente hacia un viaje temporal y gustativo. El marco y la disposición de la sala, además de transportarlos a otro tiempo, ofrece una real intimidad para cada mesa, añadiendo así al ambiente caluroso del lugar.
El tiempo de un brunch o de una comida, el Galion (retomado en 2013) propone una variedad de platos tan apetitosos unos como otros. Más vale venir entre varios para tomar el pleno conocimiento de la extensión de los platos propuestos. Al programa : quinoa con bacalao fresco, coleslaw con camarones …
Además, el Galion le gusta no sólo a los adultos, sino también a los niños.
No perderse : la animación infantil (maquillaje de piratas, entre otros) el domingo entre la 1 y las 3 de la tarde.

© le galion

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