A dos pasos de la Torre Eiffel se encuentra un museo que tiene una arquitectura deslumbrante por Jean Nouvel, identificable por la fachada con vegetación. Este museo es uno de los más apreciados de la capital, nos invita a un viaje al corazón de las colecciones del rastreo del arte y de la civilización de África, Asia, América y de Oceanía.
Desde que entramos al Museo del muelle Branly, la noción del tiempo y epacio ya no existe más. Ya no nos encontramos en París, además el destino importa poco!
Entre adultos o en familia, disfrutamos de cada metro cuadrado de este museo: desde el jardín que evoluciona cada estación del año escondiendo pequeños tesoros en el suelo, el pasillo de la entrada del museo donde se pueden apreciar máscaras y vestigios de civilizaciones, el explorador que llevamos dentro se despierta. Evidentemente las colecciones permanentes y las exposiciones temporales son espléndidas. Apreciamos particularmente toda la atención que se le da los niños para atraer su atención. Un pasaporte del aventurero se les entrega y numerosos talleres y visitas de Cuentacuentos son organizadas para nuestros queridos pequeños.

© Karen Gallo

© Karen Gallo