Su construcción fue ordenada por Luis XIV cuyo deseo era el de arbitrar a los inválidos de sus fuerzas armadas. Hoy en día alberga no sólo inválidos, pero también varios museos y un cementerio militar. Varios hombres franceses de guerra se encuentran en los inválidos así como también Claude Joseph Rouget de Lisle, el autor de La Marsellesa (himno nacional francés).
Este magnífico conjunto real cuenta con cañones, un museo dedicado al ejército y el museo de mapas en relieve.
El museo contiene una impresionante colección de antiguas armas y armaduras francesas (de las cuales unas perteneciente a François I y a Henri IV) pero también extranjeras junto con magníficas salas que presentan armaduras del medio oriente hasta China. El segundo piso está dedicado a dos grandes guerras, las de 1914-1918 y 1939-1945 con el historial de Charles de Gaulle (antiguo presidente de la república francesa). Dos exposiciones son programadas por año por el museo de las armas. Lo que no se puede perder: bajo la cúpula dorada, se encuentran en cinco sucesivos ataúdes encerrados en un bloque de cuarzo rojo, los restos del emperador Napoleón

© Karen Gallo

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